Para pensar:

¿Cuántas veces tus ingestas están asociadas a sentimientos o pensamientos del tipo: Ansiedad, Temor, Culpa, Miedo… o voy a engordar comiendo esto – debo hacer doscientos abdominales para quemar el alfajor que comí – no debí comer esto …?

Por el contrario, ¿Cuántas veces tus ingestas están asociadas a escuchar a tu cuerpo, sus necesidades y placeres?

La alimentación además de nutrirnos orgánicamente, también nutre nuestro Ser. No olvidemos que la comida sigue siendo una de las primeras fuentes de placer tanto individual como social. Es desde aquí que rige los principios de la alimentación intuitiva.

No registrar lo que nos pasa, lo que queremos, lo que sentimos y sí escuchar la voz de la exigencia de los cánones de belleza nos lleva a tener una relación, con la alimentación y con nosotras mismas, negativa.

La alimentación intuitiva te invita a escucharte, a sentirte. A conocer tus propios ritmos internos. Tus deseos y necesidades. A atenderte. Vos sos dueña de tu alimentación, porque vos sos la dueña de tu propia experiencia e historia alimentaria. Comer sin miedo, confiando en que nosotros mismos sabemos cuando parar, cuando comer más o menos. Sacarle la etiqueta a los alimentos, los prejuicios y sus categorías.